miércoles, 25 de abril de 2012

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Llegamos a la habitación... más bien, yo llegue a la habitación y él desapareció mientras caminábamos hacia ella. Saqué mi pijama de una de las bolsas y empecé a quitarme la camisa tras ver que él no entraba en la habitación. Me puse la camisa del pijama y a continuación, hice lo mismo con los pantalones.
-Samira, ¿ya estás vestida?
-Sí Juan, estoy lista para irme a la cama, solo me falta lavarme los dientes. A ello voy.
-Vale.
Me dirigí al baño que está en la misma habitación y comencé a lavarme los dientes. A mi lado se oyeron pasos, de los que me olvide al empezar a tatarear aquella canción que sonaba en mi cabeza desde que teníamos tres años.  Acabé de lavarme los dientes y miré hacia la habitación. Mi primera visión fue una espalda desnuda intentando ponerse una camiseta. Mire hacia otro lado. Cuando supuse que se había terminado de poner la camiseta, volví a mirar asegurándome primeramente de que no cometía ningún error. Correcto, no hay monos en la costa. Al ataque. Caminé hacia mi cama para dejar el neceser con el cepillo de dientes. Me cogí una coleta:
-Me voy a dormir que tengo sueño, cuando acabes apagada la luz- me dijo mirándome la camiseta del pijama de Cállate la boca.
-Espera espera, enseguida termino. y sin pensar un segundo más terminé de atarme la coleta mientras él no paraba de mirarme sin apartar la vista ni un instante.
Me senté en la cama, sabiendo en todo momento que me estaba mirando, y me acosté.
-¿Rezamos? - preguntó tímidamente.
-Claro, casi se me olvida- contesté interesada.
Comenzamos a rezar y antes de acabar, mis ojos se cerraron lentamente.

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